Notas de terapia. Sentirnos vivas, con la alegría y con el dolor.
Terminé la sesión profundamente conmovida, a la vez que llena de energía y vitalidad. Esta paciente recientemente ha sufrido pérdidas importantes, de seres queridos muy cercanos a ella, y comenzó la terapia porque se sentía bloqueada en relación a la expresión de su dolor.
En el proceso terapéutico venimos trabajando para que pueda habilitarse a sí misma sentir y expresar su tristeza, desde el cuerpo y desde la palabra. Esto tiene que ver, entre otras cosas, con conectar con lo que necesita sin interrumpirse al pensar que la expresión de su dolor puede generar incomodidad de quienes la rodean. También implica soltar el mandato de ser "la fuerte", "la que cuida a los otros".
El trabajo de hoy fue conmovedor y maravilloso. Esta mujer bella y valiente, me comparte que después de mucho, mucho tiempo, ha podido llorar y que ha sentido un tremendo alivio. Pero lo más sorprendente para ella ha sido que, desde entonces, también ha vuelto a reír a carcajadas, cosa que tampoco hacía desde hace mucho tiempo. "Siento que estoy viviendo", dice.
Solemos pensar que si nos permitimos tomar contacto con el dolor, la oscuridad ocupará todo y caeremos en un "pozo" del cual nos será difícil salir. Sin embargo, lo que sucede es que cuando dejamos de luchar contra el dolor, liberamos la enorme cantidad de energía que estaba destinada a "tapar" esa emoción. Luchar contra lo que sentimos, es luchar contra nosotras mismas. Cuando ya no luchamos, nos sentimos más livianas, más a gusto con nosotras, y podemos acceder a todas nuestras emociones, tanto al dolor como a la alegría. Y sí, ahí nos sentimos más vivas.
Sobre la autora: Anaclara Falco Stambulis. Licenciada en Psicología, egresada de la Facultad de Psicología (UdelaR). Postgraduada en Psicoterapia Gestáltica de Adultos. Maestra de Reiki Usui Tibetano. Facilitadora de espacios para mujeres, certificada por Mujer Cíclica. Brinda atención psicoterapéutica y talleres en Espacio Terapéutico.
