Meditación para Equinoccio de Otoño: “Me desprendo de lo que no necesito”
La llegada del Otoño, nos invita a ir adentrándonos en un estado de resguardo e introspección, que nos permite revisar cómo nos sentimos con nuestra vida, cuáles son los aspectos que nos aportan felicidad y cuáles ya no sintonizan con nuestra vibración. Esta revisión profunda nos permite realizar una depuración, integrando los aprendizajes de cada una de nuestras experiencias y soltando aquellos aspectos y circunstancias con las que ya no nos identificamos.
Te invito a realizar esta meditación, aprovechando las potentes energías del Equinoccio de Otoño, para desprenderte de aquello que sientes que ya no necesitas; ya sea porque cumplió su ciclo en tu vida, porque te genera malestar, o porque necesitas dejarlo ir para hacer espacio para la llegada de algo nuevo. Puede ser un aspecto de ti misma (miedos, complejos, patrones repetitivos, etc), una relación afectiva, un objeto, un trabajo, o cualquier otra cosa de la que necesites desprenderte hoy.
Intención: Conectar contigo misma de manera profunda, para visualizar y comenzar a desprenderte de lo que ya no necesitas en tu vida.
Preparación: Elige un espacio en el que puedas estar tranquila y sin interrupciones, durante unos quince o veinte minutos. Limpia físicamente el espacio antes de comenzar, así como energéticamente (puedes encender palo santo para esta limpieza). Enciende una vela y prende un incienso, también puedes poner música de relajación o meditación.
Meditación: Puedes leer previamente esta meditación para tenerla presente en el momento de realizarla, o puedes grabarte a ti misma y escucharte mientras la practicas, si es más cómodo para ti.
Ubícate de pie, descalza, sintiendo como toda la planta de tu pie entra en contacto con el suelo. Puedes ir moviendo cada pie, apoyándote primero sobre la zona del metatarso para luego hacerlo sobre el talón, llevando la consciencia a tus apoyos. Sintiendo tus pies totalmente apoyados, y en una postura de arraigo sobre el suelo, cierra tus ojos. Flexiona apenas tus rodillas, para encontrar una posición cómoda.
Lleva la atención a la respiración, sintiéndote cada vez más presente en tu cuerpo con la inhalación, y con la exhalación sientes como tus pies se apoyan firmemente en el suelo, con una creciente sensación de arraigo a la tierra. Quédate unos momentos respirando, trayéndote al momento presente y a ti misma, sintiéndote cada vez más firme en tu postura.
Visualiza raíces que salen de tus pies y se hunden en la tierra, observa cómo son estas raíces. Cuál es su color, su tamaño, su textura. Siente como tus raíces te anclan de manera firme, hundiéndose en la profundidad de la tierra.
Respira y visualiza tu tronco que se extiende a través de la zona de tus pies, piernas, torso, y tus brazos, que caen al costado del cuerpo. Observa cómo es tu tronco, qué forma tiene, si es liso o agrietado, si visualizas algún otro detalle en él. Con cada inhalación y cada exhalación, toma contacto con el sostén que te proporciona tu tronco.
Visualiza ahora tus ramas, que nacen desde la zona superior de tu cuerpo, desde tus hombros y la parte superior de tu cabeza. Observa tus ramas, que crecen y se elevan hacia el cielo. Visualiza las hojas verdes que brotan de tus ramas. Inhala y exhala, siendo consciente de todo tu cuerpo-árbol. Tus raíces se hunden profundamente en la tierra, proporcionándote un anclaje firme; tu tronco te sostiene con firmeza y sin esfuerzo; y tus ramas se elevan hacia el cielo, llenas de hojas verdes.
Contacta ahora con la llegada del Otoño. Con cada inhalación y cada exhalación, las hojas verdes se van tornando doradas. Se va acercando el momento de que caigan de tus ramas. Bien presente en ti misma, contacta con aquellos aspectos de tu vida de los que, al igual que con las hojas de otoño, es momento de desprenderte. Pueden ser aspectos de ti misma (miedos, patrones repetitivos, etc), una relación afectiva, un trabajo, un objeto…
Inhala profundamente y exhala soltando todo el aire. Con cada exhalación, visualiza como se van desprendiendo tus hojas amarillentas y van cayendo sobre la tierra. Respira, inhalando y exhalando, hasta que no quede ninguna hoja en tus ramas. A medida que vas desprendiéndote de tus hojas, siente como vas desprendiéndote de aquello que necesitas soltar hoy en tu vida.
Inhala y exhala, agradeciendo aquello de lo que te desprendes, sintiendo gratitud por todo lo que te brindó durante el tiempo que permaneció contigo (aprendizajes, alegrías, mayor auto-conocimiento) y sintiendo gratitud por este desprendimiento que invocas y necesitas.
Vuelve a tomar contacto con tu respiración, regresando al contacto con tu cuerpo. Pies, piernas y rodillas, pelvis, abdomen, pecho, espalda, hombros, brazos, codos y manos, cuello y nuca, cabeza y rostro. Con cada respiración ve trayéndote nuevamente a este momento presente.
Cierre: Cuando estés lista, vuelve a abrir los ojos. Quédate unos instantes en silencio, observando cómo está tu energía y cómo sientes esto que se ha movido en ti.
Si quieres asentar aún más esta experiencia, puedes tomar una hoja blanca y crayolas, y plasmar allí, a través de colores y dibujos, esta vivencia.
Espero que disfrutes esta meditación. Te invito a que compartas aquí abajo tus comentarios.
¡Feliz Equinoccio de Otoño!
Con cariño,
Anaclara.
Sobre la autora: Anaclara Falco. Licenciada en Psicología, egresada de la Facultad de Psicología de la Universidad de la República. Formada en Psicoterapia Gestáltica. Maestra de Reiki Usui Tibetano. Gemoterapeuta. Facilitadora de espacios para mujeres, certificada por Mujer Cíclica. Brinda atención psicoterapéutica y talleres en Espacio Terapéutico.